De ahí que no sea un consuelo saber que el PAN saldrá definitivamente de Los Pinos el año que viene, si en su lugar llega un PRI con las mismas ideas y el mismo proyecto de país.
Mientras en Gran Bretaña el magnate Rupert Murdoch ve acotado el fin de su imperio mediático, por haber incurrido en prácticas ilegales, en México el duopolio televisivo adquiere mayor poder a medida que pasa el tiempo, independientemente de sus prácticas monopólicas y de aprovechar su influencia para cogobernar con la burocracia dorada. El acceso de la clase política neoliberal al poder fue la llave maestra que le abrió a Televisa y Televisión Azteca las puertas a ganancias que no podrían lograr en ningún otro país, a cambio también dio entrada a los propagandistas gubernamentales para que se adueñen de las mentes del auditorio con el fin de mediatizarlo y así evitar que la gente vote de acuerdo con criterios de racionalidad, patriotismo y un elemental sentido de sobrevivencia.
Lo sucedido en Londres es una enseñanza muy valiosa de respeto mínimo a valores democráticos universales. El gobierno actuó en defensa de la sociedad, acción que debiera servir de ejemplo en países donde los medios electrónicos han adquirido un poder hegemónico que pone a temblar a la burocracia, sobre todo cuando tiene una cola muy larga que fácilmente puede ser cortada, y cuando actúa de espaldas al pueblo como sucede en México. Murdoch abusó de su poder, ofendió al público al descubrirse sus prácticas ilegales para conseguir información, y el Estado británico procedió conforme a sus leyes sin temor a las posibles represalias de un poder fáctico. En la nación azteca sería impensable que sucediera un hecho similar, por el pánico que le tiene el “gobierno” de Felipe Calderón al duopolio televisivo, de quien depende en buena medida su permanencia en Los Pinos.
Sin la extraordinaria propaganda en los medios electrónicos, sería muy difícil que la ciudadanía aceptara al PAN en la casa presidencial, debido a los resultados reales de una “administración” fallida de principio a fin. Se trata de un “gobierno” hecho a base de espots, a cual más de engañoso y ajeno a la realidad. La verdad es que en este sexenio el país ha retrocedido de manera alarmante en todos los renglones económicos y sociales, como lo han referido incontables veces, desde el Inegi, la Cepal, el Banco Mundial, hasta la ONU. Esta dramática situación ha sido eficazmente ocultada por la propaganda en los medios electrónicos, pero a un costo que redundará en detrimento de las finanzas públicas, lo cual tendrá que ser evaluado por el Congreso de la Unión y tomar las providencias necesarias.
Por eso es un despropósito pensar que el partido blanquiazul pueda seguir en Los Pinos un sexenio más. El desgobierno de Calderón se encargó de aniquilar los sueños de grandeza de sus militantes, a pesar de todos los miles de millones de pesos gastados en los espots mentirosos. Pero de igual modo será muy cuesta arriba que el PRI neoliberal pueda relevar a los panistas calderonianos, debido a los estropicios que ha cometido en contra de la sociedad en su conjunto, situación que obliga a tomar en serio la labor de gobierno, con un claro sentido social y un patriotismo a prueba de todo tipo de presiones de la Casa Blanca. A este respecto, Humberto Moreira, dirigente nacional del tricolor, al informar sobre los mecanismos que seguirá el partido para definir plataforma electoral y candidato para el 2012, puntualizó que en dicho documento “se tendrá que reflejar lo que la gente pide”.
Sin embargo, una cosa es lo que se escribe en un documento programático y otra muy distinta lo que se puede hacer de acuerdo con las circunstancias y la correlación de fuerzas en determinado momento histórico. Los hechos nos han demostrado, en los últimos treinta años, que tanto el PAN como el PRI están al servicio de la oligarquía, que su papel fundamental es cuidar los intereses de grupos monopólicos cuya finalidad primordial es obtener los mayores beneficios de un modelo económico hecho para esquilmar a la sociedad. No es fortuito que los bancos extranjeros radicados en México, todos sin excepción, tengan más altas tasas de ganancias que las que obtienen incluso en sus países de origen.
De ahí que no sea un consuelo saber que el PAN saldrá definitivamente de Los Pinos el año que viene, si en su lugar llega un PRI con las mismas ideas y el mismo proyecto de país. Tampoco lo es, como se dice cada vez con más firmeza, que los priístas si saben gobernar y harán mejor las cosas, que son mucho menos corruptos que los fariseos del PAN que están ejerciendo funciones de gobierno. Eso no importa si el proyecto neoliberal sigue vigente, en beneficio de unos cuantos oligarcas que han ido aniquilando la economía del país, como lo demuestra la realidad y lo constata incluso el propio Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), organismo oficial que acaba de confirmar que el 50 por ciento de la población total del país sobrevive en pobreza patrimonial, o sean 56 millones de mexicanos. Que sólo 4.7 por ciento de la población percibe más de 6 salarios mínimos. ¿Cómo puede suponerse que un país pueda progresar en tales condiciones?
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